Este 2020 ha puesto a prueba pymes, negocios y autónomos por igual, una situación de pandemia no es algo común (por suerte) y desde luego se ha dejado notar en la actividad económica de todos los sectores.
Durante estos meses nos hemos hartado de leer la palabra “reinventarse”, debido a que la pandemia nos ha obligado a hacerlo de una manera u otra. No es algo malo de por sí, el problema viene cuando esta reinvención llega demasiado lejos y afecta de manera negativa a nuestra actividad.
A veces, reinventarse pasa por hacer lo que mejor sabemos, pero con una ligera adaptación al contexto y situación, no un cambio completo.
Solemos pensar que debido a la situación actual no tenemos mercado o no podemos vender el mismo servicio, pero la realidad es que las necesidades del consumidor no han cambiado tanto, lo que ha cambiado ha sido la posibilidad de acceder y acudir a nuestro negocio en busca de esos servicios o productos.
La respuesta es adaptación, no solo transformación
Este nuevo escenario nos lleva a repensar nuestros servicios o productos y cómo los hacemos llegar a nuestros clientes. Si tuviésemos un bar no tendría sentido tener un exceso de mesas o espacio porque no podríamos albergar tanto aforo, en cambio, sí deberíamos ampliar el personal de cocina para suplir el aumento en la demanda de los pedidos a domicilio.
Eso es lo que implica adaptarse a las circunstancias y reinventarse, mantener un producto o servicio teniendo en cuenta las nuevas reglas del juego y circunstancias de nuestros clientes. Esto puede reducir los márgenes de nuestro negocio, pero a su vez garantiza una facturación continuada.
Además, el nuevo cambio puede ayudar a consolidar nuevas tendencias de consumo en nuestros clientes, que volviendo al ejemplo del bar, para cuando todo vuelva a la normalidad, ya podrían haberse acostumbrado a consumir de manera a domicilio, lo que abriría una nueva vía de negocio complementaria.
El contexto cambia y el consumo también
También debemos tener en cuenta que muchos de los cambios han llegado para quedarse, implantarse y complementarse con lo que conocíamos hasta ahora. Videoconferencias, reuniones telemáticas, teletrabajo, etc., muchas empresas han aprovechado para sacar el mayor partido posible a estas nuevas formas de llevar a cabo la actividad laboral, teniendo en cuenta aspectos negativos y positivos.
Como decimos, reinventarse no implica un cambio radical, o dejar de hacer lo que se nos da bien, significa adaptar nuestros servicios y productos a las nuevas reglas del juego y las nuevas formas de consumir que tienen nuestros clientes.
Si extraemos todas las enseñanzas de la situación que estamos viviendo, evitaremos repetir errores en el futuro, e incluso abriremos nuevas oportunidades de negocio que nos ayudarán a prosperar.