“No hay segundas primeras impresiones”
Las primeras impresiones son muy importantes en el tema comercial. En cuestión de segundos nuestro potencial cliente se creará una buena o mala impresión de nosotros. Este es el momento en el que se forman los juicios inmediatos sobre los demás y donde la forma en que percibimos a los otros se amoldan a dichos juicios.
Por eso contamos con este breve espacio de tiempo para crear una buena impresión y para ello debemos contar con la herramientas adecuadas.
¿Cómo causar una buena impresión?
Puntualidad
La puntualidad es algo primordial, nunca debemos hacer esperar a un cliente.
Aspecto físico
Debemos cuidar nuestro aspecto físico, intentando que se adecúe a la forma de ser del cliente sin dejar de lado nuestra propia imagen de empresa. En esto casos no hay que optar por ropa estridente y llamativa, es mejor decantarse por una vestimenta actual, armoniosa y sencilla.
Actitud
Debemos transmitir buena energía y frescura, un vendedor agotado inspira sentimiento de rechazo. Entrar con un buen apretón de manos nos ayudará mucho en este aspecto.
Además hay que tener en cuenta el tema de la distancia corporal, es decir, intentar guardar la distancia social apropiada con nuestro cliente (entre el 1 metro y 20 centímetros y los 3,5 metros). Intentaremos no invadir su espacio, cosa que solo realizaremos, al saludarle.
La presentación
En el saludo inicial mantendremos la palma de la mano perpendicular recta, de forma igualitaria y apretaremos con la misma fuerza que recibimos. Sacudiremos las manos de arriba y abajo entre tres y siete veces. Al estrechar la mano, sonreiremos cálidamente.
Es importante que nos presentemos con nuestro nombre y cargo y el nombre de nuestra empresa además es un buen momento para intercambiar tarjetas de visita.
La entrevista
Durante este momento es importante tener un postura relajada con la piernas y brazos asimétricos y las manos distendidas. Nuestro cuerpo debe indicar que estamos abiertos a la comunicación. Mientras escuchamos, podemos inclinarnos hacia delante desde la cintura y cuando nos toque el turno de hablar recobraremos nuestra posición inicial.
Es muy importante mirar a los ojos del cliente, aunque si notamos que se siente incómodo podemos darle un descanso bajando la mirada, pero no más de la línea de la base de la nariz.
Entablar conversación puede ser un poco difícil al principio. Para ello se puede iniciar la entrevista con algún comentario agradable que no tenga que ver con el asunto propio de la venta.
Debemos utilizar el mismo tono de lenguaje que nuestro cliente, ni demasiado científico, ni demasiado simple, para hacerle sentir cómodo.
Después de explicar el motivo de nuestra visita debemos orientar las conversación hacia los intereses del cliente, siempre escuchando lo que tiene que decir y dejándole hablar hasta que llegue la final de lo que nos quiere explicar.
Este es el momento de ganarse la confianza del cliente, generando un clima agradable para la conversación. Siempre con una actitud positiva, y siendo francos, respetuosos, entusiastas y cálidos.
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Via elcomercial.net